Mi cuerpo agobiado, viaja entre crepúsculos que no amanecen,
la luna me ilumina fatigada, sabe ella de mi oscilante dolor,
que se regodea en mi cuerpo en un interminable vaivén,
un entra y sale de humo, que deja huellas de tu calor.
Y Mientras el vaso le convida a mi boca una húmeda caricia,
en mi reloj la mañana nunca llega y sigue intacta tu indiferencia,
Un halo de luz resplandece tu presencia y tu recuerdo a mi mente envicia.
Respiro las horas que te alejan y mi mirada permanece en interminable vigilia.
Nuevamente el rio oscuro recorre mi garganta y no trae respuestas a mi enredadera,
y en una incógnita frondosa se ahoga un sentir, que la razón ha dejado cuadripléjico.
Mis ojos ya no alcanzan a observar ningún atisbo de lo que parecía una flor verdadera,
y hoy desvelado por las sombras y la quietud. Renuncio a tu figura y solo aguardo lo trágico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario