jueves

Del andar a tu lado

El peso del ropaje heredado se fue cayendo, mientras entraba en tu abrazo,
Desnudo, ya casi sin piel, pura alma en ese rincón compartido.

Una gota de agua en la sed diaria,

un grano de sal, para la insípida semana,

luz tenue en la oscuridad de la rutina.

En tu cuerpo el olor a rocío, informa que hay un nuevo amanecer,
y ahí me espera el paraíso de flotar a tu lado.

De la experiencia de estar vivo

Toda esta valentía nace de un delicado corazón que ni siquiera tengo,
de un músculo lleno de alma, que incendia todo lo que lo encierra.

Libertaría, desde tus orillas agitas las aguas que corren en los canales que me hacen humano,
y en ese liquido rojizo, al compás de tu tacto, se va hundiendo la montura conservadora que tanto me ahoga.

Con tus ojos me invitas a ese paisaje de vientos cálidos, de pasto, letras y melodías.
Dejame ser ahí. Todo lo demás no importa....

martes

En el mantra de tus ojos

En tus ojos bailan los colores.
Nacen y mueren. Aparecen y desaparecen. Se van y vuelven.

Y en ese juego de luces,
dejan cuadripléjica mi mirada, que pretende contener aquel universo.

Huyo de la visión e intento comprender en un abrazo, lo que la vista no me explica.

Ahí, en la cálida oscuridad que se acomoda entre nuestros pechos,
empiezo a entender tu ver y diviso en cada porción un pedazo del mundo.

Vuelvo a la luz, y con las pupilas dilatadas me someto a esa obra de Dios,
me reconozco allí
y la hago hogar.

jueves

La primavera inexorablemente llegará

Se abrirá todo mi cielo el día que me libere del ancla del pasado.
Desmontaré de mis hombros el peso de las ilusiones rotas y
desplegaré todo mi campo para que lo devore tu fuego.

Que venga una ráfaga libre de tu aliento y quiebre todas mis afirmaciones,
tus palabras quemarán hasta la última gota de dolor.

Con el bálsamo de tus ojos voy cicatrizando las grietas de la desesperanza,
y acá adentro hay un muerto- vivo boqueando tu perfume.

En tu sonrisa se despliega la luz que barre la mugre que fui,
y con un dolor de nacimiento, hoy sonrío.

viernes

De-venir

El frío encerraba los cuerpos hasta dejarlos solos,
pero tus ojos fueron testimonio de un sol que nació.

De tu boca desprendieron pájaros que anidaban en mis oídos
y en su vuelo colorido iban pintando una mueca alegre en mi cara.

Las sonrisas alumbraban la penumbra de ese cuarto de ocasión.

Entre sábanas que sudaban historias de encuentros furtivos,
los cuerpos resplandecían en una infinita y fugaz unión.

Modelaban un nuevo ser de cuatro piernas, cuatro manos,
pero un sentir.