viernes

De-venir

El frío encerraba los cuerpos hasta dejarlos solos,
pero tus ojos fueron testimonio de un sol que nació.

De tu boca desprendieron pájaros que anidaban en mis oídos
y en su vuelo colorido iban pintando una mueca alegre en mi cara.

Las sonrisas alumbraban la penumbra de ese cuarto de ocasión.

Entre sábanas que sudaban historias de encuentros furtivos,
los cuerpos resplandecían en una infinita y fugaz unión.

Modelaban un nuevo ser de cuatro piernas, cuatro manos,
pero un sentir.

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