lunes

De rasgar en tu puerta...

Camuflada en pechos de niña, me esperaba la mujer más grande.
Tímido, fui sólo lengua que descendió a tu vientre para ver amanecer,
y allí, el jazmín se abrió para darle lugar al sol.

Alumbrado, quemé los tapujos y desaté mi cardo en tu tierno pasto
mientras con tu sutil riego de agua, sellabas la unión.

Los respiros apresurados marcaban un pulso compartido hasta que
sentí tu tierra húmeda acobijar el azúcar que desprendió de mí...

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