En una noche acuartelada, te vi desnudo en la orilla del mundo.
Y bañado en sangre, sólo pediste perdón para todos.
Yo también hundí la lanza y vi tu media sonrisa,
que espejeaba mi acto de desamor
2011 años después, algunos siguen en la espera codiciosa de lo mágico,
olvidando lo sagrado de respirar,
Hoy creo comprenderlo todo:
Cada hombre es un Dios y toda agua es bendita.
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