miércoles

Protocrisis de la tercera década

Eras bueno cuando denunciabas.
Te parabas en el púlpito y escupías las migas del “sanguche” llamado facultad,
terminabas tu erección verbal y te limpiabas la boca con la servilleta de la moral académica. Nos dejabas a todos en silencio, comiendo tu sobrante.

Pero cuando te salió la primera cana. Ay, cuando te salio la panza y encerraste tu cuerpo en un penal, al que le dedicabas 9 horas diarias. Ahí, ya no eras tan genial.

Todo lo que traías tenía olor a transpiración de “sueño americano” y tu boca filtraba las palabras de la resignación. Te conformabas con una casa que abrazará el mate amargo, al lado de ella.

Te volviste loco: Colectivo 22, Retiro, trabajo, Colectivo 22, casa.

Intoxicaste tus pulmones con el aire de oficina, te quedaste pelado y cambiaste la casa. La practica de la vida se deglutió tu teoría y ahora andas tanteando ciego, buscando el olor de la hamburguesa que hará más feliz tu mediodía en el microcentro.

Del mate solo te quedó el amargo, que te acompaña hasta en las vacaciones.
Tu cría se te cuelga de la cabeza y a vos no te nockea ni Monzón.

Estás ahí, pero tan lejos.....

¿Cuándo decidiste desoír la miel que te convidaba el potrero?
¿Cuándo te abandonaste a la práctica de ser el hombre que no sos?

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