La flor que nace en tu pupila, desnuda el plástico con el que me visto
y afuera de ese cumulo de abrazos, me espera la ciudad.
Respiré tu sonrisa hasta no sentir el peso de mi carne sobre los huesos.
Bañé mis miedos en tus lagrimas y salí a cincelar mis sueños en el viento social.
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