martes

De un nuevo amanecer

En una noche escondida coseché de tu boca lo que fui sembrando en tu corazón,
y los hombres de relojes estallaron en su terquedad de querer entender lo inexplicable.
No logran conjugar en su razón la velocidad de lo que simple y delicadamente sucede,
sospechan estratagemas para dar con el fruto de lo divino, pero tartamudean en su intento por acariciar lo que baña a las almas frágiles.

Y vos parada ahí silenciando todo con esas tres letras como una baguala que inauguró el nuevo amanecer de una palabra conocida.

Y es que en tus ojos bailan mis sueños, mientras ahogo mis preocupaciones en los lagos del sentir. Lavo mis pecados en tus manos de madre prematura y enjuago en ellas las penas pluscuamperfectas ….

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